viernes, abril 24, 2009

La lluvia

Bueno, tras mucho tiempo hivernando, voy a rescatar este blog ahora que tengo algo más de tiempo. Para celebrar su resurrección nada mejor que rescatar un texto que tenia en el borrador y que estaba sin publicar. Sirva asi mismo como homenaje a duros días de entrenamiento invernal o a carreras con condiciones extremadamente adversas como pueden ser las inolvidables Izkue 08 o Elorrio 07 asi como marchas como Cameros 08.

Espero prestarle algo más de atención que antes asi como darle un enfoque algo más competitivo. Un saludo, ¡¡estoy de vuelta!!

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Ese caprichoso y a veces tan necesario fenómeno meteorológico llamado lluvia nos ha fastidiado el día. Quizás no sea la manera mas "fina" de comenzar con una nueva entrada en el blog, pero en este momento me siento en cierto modo fastidiado. Pues si, no ha parado de llover casi en todo el día. Cuando ha parado apenas faltaba una hora para que comenzará a oscurecer, tiempo insuficiente para pertrecharnos adecuadamente y salir a disfrutar un día más de las dos ruedas.
Es curioso porque deberíamos alegrarnos de haber tenido un día lluvioso, que este verano han sido con cuentagotas, pero mira tu por donde hoy la alegría se ha quedado de fiesta en otro sitio. Ha sido muy duro pasar la mañana pegado al cristal de la ventana mirando una y otra vez si cesaba la lluvia mientras el vao se acumulaba delante de mis ojos. Aunque bueno, esto no era lo único que se acumulaba. El aburrimiento ha empezado a invadir cada minuto del día. No penséis que soy un tipo sin alternativas, pero todos sabemos lo que pasa cuando no se cumplen los planes que uno tenia previstos. Se siente cierta impotencia por no poder cambiar las cosas.








La lluvia, que os voy a contar de la lluvia. Digamos que en el mundo de la bicicleta no es un fenómeno muy apreciado. Te obliga a ponerte el chubasquero, los botines, los calcetines de goretex y otro sinfín de estratagemas antimojaduras. Hace poco leí en un articulo firmado por un profesional de la bicicleta que en las etapas en las que llueve desde un inicio hay quien recurre a envolverse los pies con papel transparente de cocina antes de colocarse los calcetines y los botines. Ahí queda eso. "No es muy cómodo pero funciona bastante bien" decía. Y es que la lluvia te cala hasta los huesos en pocos segundos, si vas por la carretera parece que llevas una manguera apuntándote al mismísimo culo. Por no hablar de las bajadas de los puertos en las que parece que tomas las curvas sobre el filo de una navaja. En la montaña es mas llevadero. Generalmente los arboles hacen de amables paraguas quitándole algo de hierro al asunto, aunque no lo suficiente como para permitir que se formen auténticos barrizales en algunas zonas. Vamos, que además de mojado acabas cubierto de un pegadizo manto marrón. A lo mejor esa es la razón por la que conservamos este magnifico cutis con el paso de los años.

Todos tenemos historias con la lluvia, incluso con la nieve. Pero hoy no era el día de escribir una más. Estamos en noviembre y la pretemporada ha empezado suave suave. Ya tendremos días en primavera en los que en lugar de observar como las gotas golpean en el cristal de nuestra habitación, tengamos que sentirlas deslizarse por nuestra frente mientras se nos empañan las gafas.