viernes, julio 03, 2009

24

Esas son las horas que tiene el día, y las horas que se pasa uno encima del sillín en una carrera de mtb de 24 horas. Un día entero en el que da tiempo para pensar mucho, disfrutar encima de tu bicicleta y porque no decirlo, a pasar la peor miseria imaginable sobre dos ruedas.

Hace menos de un mes se produjo mi debut en una carrera de este tipo. Mis únicas referencias sobre este tipo de pruebas eran la película 24solo protagonizada por el corredor del equipo Trek Wolksvagen, Chris Eatough y las historias que me habían contado un par de compañeros. Estaba advertido de su dureza y yo decía que iba mentalizado a sufrir, pero por mucho que imagines la peor situación posible no llegas a imaginarte lo mal que se puede pasar en una crisis en medio de una prueba de resistencia como estas.

"Pues vaya como comienza", pensareis. Pero es que en la categoría parejas, e intentando conseguir un buen resultado, se pasa de todas las maneras menos bien.
La verdad es que para debutar no era lo ideal. Lo mejor es ir en un equipo de 4 y no jugarte nada. O incluso en categoría solo, a tu ritmo y sin presión. No era nuestro caso. Teníamos un objetivo claro en el podium.

Os preguntareis porque competir en una prueba como estas sabiendo lo mal que se pasa, pero al final es la misma razón que si compites en una prueba de rally, en un maratón o en una prueba por etapas. Nos gusta competir, ir al limite y dar lo mejor de nosotros mismos. Es algo que se lleva dentro. Intentar ir lo más rápido posible, apurar al máximo las capacidades de tu cuerpo. Exprimir tus piernas y tus pulmones. Y encima con el reto de hacerlo durante un día entero y contra un buen numero de equipos.

Mi primera experiencia fue por lo tanto en las 24 horas de Lisboa. Hace ahora 3 semanas aproximadamente. La prueba tiene un buena organización tomando como base el camping Lisboa en la localidad del mismo nombre y a la entrada del Parque natural Monsanto. El circuito es un bucle de 13 kilómetros por el parque, con 300 metros de desnivel por vuelta y con un carácter bastante técnico, zonas de pista, pista rota y bastantes senderos técnicos tanto de bajada como alguno de subida que daba para sacar brillo al plato de 22 dientes.

Instalamos la carpa con la inestimable ayuda de nuestros amigos Ugutz e Idoia, sin los cuales no habríamos podido preocuparnos simplemente de correr, y que nos facilitaron tanto las cosas que fue un verdadero placer tenerles como asistentes. Estábamos en una buena zona, justo antes del paso al relevo. Básicamente se trata de dar vueltas al circuito durante 24 horas a turnos con tu compañero y con la estrategia que se crea más conveniente. En nuestro caso eran relevos de dos vueltas. Mientras no estas corriendo tienes algo de tiempo para comer y asearte (realmente importante) e incluso para descansar un poco antes de prepararte para dar el relevo a tu compañero.

Me tocó hacer el primer relevo porque yo era más rápido que mi compañero e iba a conseguir una mejor posición en la primera vuelta. Intenté conseguir el mejor puesto posible, adelante a los que pude y fui casi a tope. El resultado fue que nos pusimos en tercer lugar en nuestra categoría en la primera vuelta. Fuimos manteniendo esta posición durante toda la tarde y parecía que la cosa marchaba, aunque los segundos se alejaban paulatinamente, también íbamos aventajando cada vez más a los cuartos.

Comenzó la noche con un tercer puesto acompañado de una crisis terrible por mi parte. En un descanso lo pasé realmente mal. Me planteaba una y otra vez que hacia allí, porque tenia que seguir pedaleando. Me quería marchar a mi casa y quería hacerlo ya. No quería seguir compitiendo. Estaba fatal y gracias a la ayuda de Uguts y de Idoia pude volver a montar en la bici para dar el siguiente relevo. Me ayudaron a superar ese mal momento que fundamentalmente fue una crisis mental. Además tenia el estómago destrozado de tomar geles y cosas así, tanto que deje de comer un par de relevos y no paraba de ir al baño. Se supone que a todo el mundo le pasa. La cosa es que a partir de aquel momento me resigne a lo que había y seguí dando relevos mecánicamente durante toda la noche esperando con esperanza a que amaneciera lo antes posible.

La mañana comenzó con malas noticias. Se supone que íbamos cuartos. Un pinchazo de mi compañero y un par de relevos lentos por mi parte podían ser la explicación. En fin, la luz del día me revitalizó y salí dispuesto a recuperar el tiempo perdido y a enmendar los errores. Di 4 vueltas la mañana del domingo, es decir, 2 relevos. En el primero comencé a sentirme sorprendentemente bien y me anime de tal manera que en el segundo relevo marqué tiempos de vuelta similares al tercer relevo de la carrera el sábado por la tarde. Me parecía increíble estar tan entero después de tanta miseria, después de pensar tantas veces en que demonios hacia allí por la noche pedaleando. Fue tan increible mi resurección que llegué a alcanzar a los segundos. Mi compañero no tenia su mejor fin de semana y aguantó como un campeón las dos ultimas vueltas conservando el tercer puesto.

El fin de semana terminó con buen sabor de boca, el tercer escalón del cajón no era tontería ante casi 30 equipos de dos. Parecía que todo el sufrimiento tenia su recompensa y así comprendí el espíritu de estas pruebas, la superación de uno mismo, el compromiso de equipo y la lealtad a tu compañero. No abandonar significa respeto hacia él, no puedes dejar de pedalear mientras el otro se esta rompiendo el culo en el sillín.

Regrese a casa totalmente reventado, con el culo más o menos decente gracias al higiene y con las piernas más vacías que jamas he sentido. Me costó casi una semana tener una buena sensación encima de la bici. La recuperación es lenta ya que el gasto del cuerpo es enorme. Me deje casi tres kilos en Portugal. No se cuantas veces pude repetir que no volvía a una prueba de esas en parejas.



El caso es que 15 días después estaba en Madrid en la 24DOCE. Esta vez con pareja femenina en categoría parejas mixtas. También hubo crisis, algo menos de miseria, el culo bastante más tocado, pero igualmente mereció la pena. El primer lugar del cajón nos esperaba con un amplio margen sobre los segundos. Volvimos a repetir que no volvíamos a competir en parejas, yo creo que todos los del equipo lo dijimos pero... como nos irán las carreras de 24 horas del año que viene?? acaso dudáis que volvamos.


Somos así, lo llevamos dentro.

viernes, abril 24, 2009

La lluvia

Bueno, tras mucho tiempo hivernando, voy a rescatar este blog ahora que tengo algo más de tiempo. Para celebrar su resurrección nada mejor que rescatar un texto que tenia en el borrador y que estaba sin publicar. Sirva asi mismo como homenaje a duros días de entrenamiento invernal o a carreras con condiciones extremadamente adversas como pueden ser las inolvidables Izkue 08 o Elorrio 07 asi como marchas como Cameros 08.

Espero prestarle algo más de atención que antes asi como darle un enfoque algo más competitivo. Un saludo, ¡¡estoy de vuelta!!

--------------------------------------------------------------------------------



Ese caprichoso y a veces tan necesario fenómeno meteorológico llamado lluvia nos ha fastidiado el día. Quizás no sea la manera mas "fina" de comenzar con una nueva entrada en el blog, pero en este momento me siento en cierto modo fastidiado. Pues si, no ha parado de llover casi en todo el día. Cuando ha parado apenas faltaba una hora para que comenzará a oscurecer, tiempo insuficiente para pertrecharnos adecuadamente y salir a disfrutar un día más de las dos ruedas.
Es curioso porque deberíamos alegrarnos de haber tenido un día lluvioso, que este verano han sido con cuentagotas, pero mira tu por donde hoy la alegría se ha quedado de fiesta en otro sitio. Ha sido muy duro pasar la mañana pegado al cristal de la ventana mirando una y otra vez si cesaba la lluvia mientras el vao se acumulaba delante de mis ojos. Aunque bueno, esto no era lo único que se acumulaba. El aburrimiento ha empezado a invadir cada minuto del día. No penséis que soy un tipo sin alternativas, pero todos sabemos lo que pasa cuando no se cumplen los planes que uno tenia previstos. Se siente cierta impotencia por no poder cambiar las cosas.








La lluvia, que os voy a contar de la lluvia. Digamos que en el mundo de la bicicleta no es un fenómeno muy apreciado. Te obliga a ponerte el chubasquero, los botines, los calcetines de goretex y otro sinfín de estratagemas antimojaduras. Hace poco leí en un articulo firmado por un profesional de la bicicleta que en las etapas en las que llueve desde un inicio hay quien recurre a envolverse los pies con papel transparente de cocina antes de colocarse los calcetines y los botines. Ahí queda eso. "No es muy cómodo pero funciona bastante bien" decía. Y es que la lluvia te cala hasta los huesos en pocos segundos, si vas por la carretera parece que llevas una manguera apuntándote al mismísimo culo. Por no hablar de las bajadas de los puertos en las que parece que tomas las curvas sobre el filo de una navaja. En la montaña es mas llevadero. Generalmente los arboles hacen de amables paraguas quitándole algo de hierro al asunto, aunque no lo suficiente como para permitir que se formen auténticos barrizales en algunas zonas. Vamos, que además de mojado acabas cubierto de un pegadizo manto marrón. A lo mejor esa es la razón por la que conservamos este magnifico cutis con el paso de los años.

Todos tenemos historias con la lluvia, incluso con la nieve. Pero hoy no era el día de escribir una más. Estamos en noviembre y la pretemporada ha empezado suave suave. Ya tendremos días en primavera en los que en lugar de observar como las gotas golpean en el cristal de nuestra habitación, tengamos que sentirlas deslizarse por nuestra frente mientras se nos empañan las gafas.